OPINIÓN: Los universos cinematográficos

Desde hace  una década con la casi denostada El Increíble Hulk (2008) tenemos con nosotros lo que conocemos con Universo Cinematográfico de Marvel (UMC en sus siglas en inglés) gracias a esa aparición post créditos de Robert Downey Jr. interpretando a Tony Stark, aunque ya tuvimos la primera pista en Iron Man con la aparición de Samuel L. Jackson interpretando a Nick Furia en una escena rodaba casi a última hora y con ayuda de Brian Michael Bendis. Después vino Iron Man 2 y las conexiones con Thor y Capitán América.
Por supuesto estas no ha sido ni de lejos las primeras películas de superhéroes, pero sí las primeras con una conexión que iba más allá del simpático cameo.
Tuvo que ser Disney, quien ya había mezclado ocasionalmente a sus personajes como Aladdin y Hércules en sus respectivas series de televisión, quien tras la compra de Marvel pusiese lo que hasta ese momento era una fantasía o un deseo casi irrealizable en la gran pantalla.
Pero, ¿son necesarios estos universos compartidos? Vamos a realizar un pequeño recorrido por las distintas adaptaciones que hemos tenido, y para eso tenemos que ir a los años 70.
A finales de los 70 tuvimos a Superman, de ahí vienieron sus secuelas abarcando un periodo de 9 años (1978-1987). A pocos se les pasó por la cabeza juntar a Christopher Reeve, Linda Carter y Adam West en aquel entonces para llevar a la Liga de la Justica de América (seamos sinceros en aquella época América habría estado escrito en grande) a la pantalla grande o a la televisión.
Tampoco a finales de los 80 o principios de los 90 vimos a Reeve con Michael Keaton vestidos juntos de superhéroes a los que podría seguir acompañando Linda Carter (¡demonios Linda Carter aún podría ser Wonder Woman a día de hoy!) en una Liga de la Justicia que habría desencajado nuestras mandíbulas como lo hizo Emilio Aragón cuando apareció en el último capítulo de farmacia de guardia. El resto de películas de los 90 como Blade o Judge Dredd no tenían necesidad de ir más allá del cameo si hubiese sido necesario.
Pero llegaron los 2000 con los X-Men y los 4 Fantásticos ambos propiedad de FOX (ahora propiedad de Disney) y aunque podían haber intentado algo tampoco nadie quiso juntar a los dos grupos. Los mutantes tenían su universo cerrado con Magneto como enemigo en sus tres primeras películas, y casi lo mismo en las precuelas. Por su parte los 4 Fantásticos recurrieron al Doctor Muerte en sus dos películas, pese a que en la segunda contaron con Estela Plateada y Galactus en un discreto segundo o tercer plano; su segunda versión repitió los mismos esquemas aunque con peores resultados.
También Spiderman estaba ahí, pero con una galería de villanos y secundarios tan grande no se vio en la necesidad de buscar amigos o enemigos fuera de sus páginas, pese a que el Peter Parker de Tobey Maguire no contó con ningún aliado hasta el final con su amigo Harry como el segundo Duende Verde. La segunda versión del Hombre Araña introdujo algunos personajes nuevos pero repitió historias hasta el punto de sacar nuevamente a Harry Osborn el Duende Verde. No fue el mayor error de las películas de Marc Webb, pero ya estaba en marcha el UMC y la gente quería ver a Spiderman con interactuar con Iron Man y compañía.
No tuvo esta necesidad el Batman de Christopher Nolan gracias a la versatilidad del personaje creado por Bill Finger y Bob Kane, además de sacar provecho con maestría a la enorme cantidad de villanos que pululan por Gothan teniendo así a encarnizados enemigos y mafiosos siempre a su disposición.
No obstante Warner ya dio pistas de la unión de sus personajes en El Hombre de Acero cuando vimos el logo de Industrias Wayne.
Visto esto ¿Son necesarias estas interacciones?
Ya en los cómics de 1941 el Capitán América y Bucky se unen a Namor, Toro y la Antorcha Humana original formando el primer grupo de superhéroes en el que se cruzaban personajes que habían actuado solos. Pese a la creación de cabeceras propias para los diversos grupos la práctica totalidad de los personajes de cómics se han ido moviendo de unas páginas a otras. No es extraño ver a Superman aparecer en la serie de Batman ya sea como una mancha borrosa en el cielo, cenando en la mansión Wayne o combatiendo a enemigos junto al Caballero Oscuro. Por otro lado tenemos a Peter Parker y Johnny Storm con una relación casi de hermanos o al propio Parker viviendo en la Torre Stark junto a su esposa y su tía sin la necesidad de crear una colección solo para esto, aunque las haya habido.
En ocasiones estas relaciones son anecdóticas, en otras marcan las vidas de los personajes, ahí tenemos a Jessica Jones y Luke Cage o Pantera Negra y Tormenta. Según se van desarrollando estas historias terminan desembocando en la creación de conflictos o eventos que afectan a dos o más cabeceras, en ocasiones incluso a todas las colecciones de una editorial. Esto no solo sirve para ver cómo personajes de un mismo universo se relacionan entre ellos, sino que permite ampliar los horizontes de los personajes y así sorprender al lector.
Si Bruce Wayne y Lex Luthor con personajes ricos, inteligentes y con recursos sería ridículo no juntarlos aunque sea una sola vez, de este modo un personaje tradicionalmente unido a una cabecera puede adoptar nuevos registros y verse en situaciones totalmente nuevas.
Volviendo al cine comprobamos que una película sobre Iron Man puede funcionar perfectamente con Tony Stark, pero a la larga sus andanzas habrían sido repetitivas si es él solo contra el mundo. Y pese a que el Vengador Dorado ha sabido llevar solo sus largometrajes en su segunda película ya cuenta con la colaboración de la Viuda Negra y en la tercera tiene detrás de él el trasfondo de lo sucedido en Vengadores. Y es que el trasfondo es lo que da vida a un universo cinematográfico compartido como el de Marvel. No es obligatorio ver todas las películas de Marvel para entenderlas, pero sí se disfruta mucho más de ellas sabiendo qué está sucediendo alrededor del mundo. Lo que les pasa a los Vengadores no afecta a las historias de los Guardianes de la Galaxia o al Doctor Extraño, pero estos hechos sí que ayudan a comprender en qué mundo se mueven.
El universo que ha creado DC con sus películas tiene mucho menos recorrido, la aparición del antes mencionado logo de Industrias Wayne en El Hombre de Acero es más un cameo que una declaración de intenciones, pero sirve para decir que Bruce está ahí. El inicio de Batman v Superman nos muestra que Bruce Wayne/Batman ya estaba ahí cuando los kryptonianos comenzaron a pelear. Wonder Woman también estaba en ese mundo aunque no tenía intención de intervenir en él. Escuadrón Suicida nace de la muerte de Superman pese a no ser algo relevante en la película (pasa lo mismo con las apariciones de Batman y Flash) pero nos recuerda que no son personajes aislados y que podrían aparecer más adelante en nuevos largometrajes.
Al fin y al cabo un universo compartido no implica que todos los personajes tengan que conocerse o estar siempre juntos, pero sí ayuda a  comprender a unos personajes que tienen motivaciones similares.
La otra cara de la moneda es forzar un universo compartido y Universal, irónicamente, ha sido la primera en darse de bruces con la realidad. No se puede forzar algo solo porque pertenezca a un mismo estudio, marca o autor. No tendría sentido un universo compartido entre Star Wars e Indiana Jones. La sutileza también es importante en esto, como bien demostró Quentin Tarantino al relacionar todas sus películas con simples detalles.


Sin duda habrá quien no vea necesarias estas relaciones, pero si creas películas basadas en cómics relacionados entre sí no puedes dejar a sus personajes aislados de sus orígenes por siempre.

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